A la Directora y su Alma en Papel
En grafito sincero, en trazos de aquel niño,
dibujó mi rostro, y dibujó mi anhelo,
dos orejas grandes para escuchar
el eco del mar y el rumor del tiempo.
Detrás de las gafas, dos amplios ojos,
que buscan la verdad aunque el viento arrase,
y un recordatorio, un borrador en la mejilla,
del golpe de aquellos que dañan y olvidan mi historia.
En un solemne silencio, unos labios sellados,
como en acto eterno, pidiendo calma,
pues tras los golpes y el ruido injusto,
sigo inmensa, sin rendir el pulso.
Pero él, ese niño, mi niño, con sus manos sinceras,
me ha dado un corazón doble, como dos alas abiertas,
y en ellas, un “gracias” que florece y respira,
en gratitud eterna, en amor que no se olvida.
Mi querido niño, en tu trazo se teje
la belleza que llevas, que no la apaga nadie.
Y yo, lloró de gratitud, con el alma encendida,
porque tu dibujo es el abrazo de la vida.
A ti, director, en este día especial,
no son los bienes lo que da gozo real,
sino el alma entregada al noble laborar,
y el sentir del deber que nos hace brillar.
Hoy, 7 de diciembre, un día para celebrar,
tu guía y esfuerzo que nos saben inspirar.
¡Feliz Día del Director, ejemplo sin igual!
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